¿A qué huele el amor?
El amor huele a sangre, de miles de cabezas de alfiler sobre alfombras de carne; a semen, de millones que buscan luz, matarán el presente y soñaran el pasado; a culo, primaveras estreñidas y flores con azúcar, fortalezas custodiadas por vellos soldados; a sudor, de dos que suman uno, gotas de pan y migajas de trabajo; a vómito, anunciación mortal de divinas latitudes; a pulque, curado de capricho y escarchado con antojos; a lágrimas, porque cuando el alma orina los ojos lloran; a chocolate, lujuria, pasión y sinrazones; a café, granos de nostalgia molido con promesas, ansiedad y comezón; a miel, sanguijuelas de defectos; a tequila, espada contra la inhibición; a látex, lubricado con temores y envalentonado para filias; a chilaquiles, de crudas morales y realidades sociales; a cloroformo, anestésico de la materialidad; a medicina, analgésico para el desconsuelo; a frutas, monosacáridos que endulzan: el amor regala aromas, aún para los que perdieron la nariz.
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